La venta sin posesión hace referencia a la transacción en la cual se vende un bien inmueble, pero el comprador no obtiene inmediatamente la posesión física de la propiedad. Este tipo de operación suele darse en casos específicos como la compra de propiedades en subasta o en cesiones de remate. Aquí te explico en qué consiste y en qué situaciones es común.
En una venta sin posesión, el comprador adquiere los derechos sobre la propiedad, pero no tiene acceso físico inmediato al inmueble. Esto puede suceder por varias razones, como:
- El inmueble está ocupado: El inmueble puede estar habitado por los antiguos propietarios, inquilinos, o incluso por ocupantes ilegales.
- Situaciones legales pendientes: El bien puede estar sujeto a litigios o trámites judiciales que deben resolverse antes de tomar posesión.
- Condiciones pactadas en la venta: En algunos acuerdos, las partes pueden estipular que la posesión se otorgará en una fecha posterior a la firma del contrato.
Riesgos y Consideraciones
- Gestión del desalojo: Es posible que el comprador tenga que iniciar un proceso judicial para desalojar a los ocupantes, lo cual puede ser costoso y llevar tiempo. En la mayoría de los casos, el adjudicatario ya ha iniciado el proceso judicial con lo que subrogarse supone un ahorro de tiempo.
- Costos adicionales: Además del precio de compra, el comprador puede incurrir en gastos legales para obtener la posesión.
- Incertidumbre en los plazos: No siempre es claro cuánto tiempo llevará conseguir la posesión física, lo que puede impactar la rentabilidad de la inversión.
Cómo Mitigar Riesgos
- Asesoría legal: Es crucial contar con un abogado que revise el estado legal del inmueble y asesore sobre las acciones necesarias para tomar posesión.
- Negociación del precio: Debido a los riesgos, es común que el precio de estas propiedades sea menor. Negociar un precio más bajo puede compensar los posibles inconvenientes.
- Evaluación de tiempos y costos: Antes de comprar, es importante estimar el tiempo y costo que podría implicar obtener la posesión, para asegurarse de que la inversión sigue siendo rentable.
